domingo, 4 de octubre de 2009

Nación aymará y movimientos indígenas en Latinoamérica


Escribe:
Rolando Pilco Mallea - aimararolo@hotmail.com

En América Latina, países como Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Argentina, México y Chile en donde existen diferencias culturales, diferentes etnias, diferentes grupos nativos de la selva, cada uno con sus idiomas, cosmovisiones e instituciones autónomas; han ido buscando su reconocimiento en sus respectivos países como pueblos indígenas y originarios; del mismo modo en la validez de la epistemología indígena como: espiritualidad, cosmovisión, cultura, instituciones ancestrales, derecho consuetudinario o colectivo y tierra y territorio. Por eso muchas organizaciones y movimientos indígenas ahora buscan su sitial ante cualquier Estado, amparándose en instrumentos jurídicos nacionales e internacionales como el convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes de la OIT y las declaraciones de la ONU sobre los derechos de las poblaciones indígenas.

Países como en Bolivia, Ecuador han avanzado los indígenas en sus formas de organización y en revalorar su cultura a esto varios de los académicos indígenas contribuyen a fortalecer y a profundizar su cultura local, para que, las poblaciones indígenas busquen su autonomía y la autodeterminación como pueblos originarios.

Por otro lado, casi la mayor parte de partidos políticos tradicionales en países con poblaciones indígenas no han tomado en cuenta el concepto de “culturas” en sus programas sociales, en los proyectos de gobierno. Entonces de ahí que, los teóricos post-modemos culturales han criticado las posturas de izquierda y la derecha y las formas de gobiernos y tradicionales y clásicos, que no incluían los particularismos culturales para construir una democracia inclusiva de los pueblos originarios. Por lo tanto desde la perspectiva postmoderna son discursos magistrales (meta teorías) es decir, fin de las posturas ideológicas (derecha e izquierda) tradicionales y la no apertura a discursos emergentes con planteamientos distintos desde la culturalidad y desde las poblaciones y culturas originarias, en maneras de pensar la democracia y la política de sectores excluidos y marginados, es decir, la nueva construcción de un nuevo paradigma cognitivo de la democracia y política originaria.

El concepto de nación aimara, en estos últimos acontecimientos ha tomado fuerza y relevancia en los análisis sociales, políticos y culturales a partir del linchamiento y muerte del alcalde Fernando Cirilo Robles Ccallomamani ocurrido en la Provincia de el Collao, una de las provincias aimaras de la Región Puno. Sin embargo no sólo éste linchamiento ha generado polémica del discurso de “nación aimara”, si no que han contribuido los programas de difusión escrita de diferentes letreros del actual presidente regional de Puno y de su Movimiento MARQA (movimiento de autonomía Regional quechua y aimara); diferentes letreros llevan consigna única “construyendo la nación quechua y aimara”, también los letreros de la municipalidad de Acora-Puno “trabajando por la gran nación aimara” y discursos de la nación aimara de varios líderes aimaras.
Pero ¿qué es nación aimara?, para acercamos al concepto de nación aimara recurriré a la tesis de Xavier Albo y al proceso histórico de los aimaras. “Nación” es fuente de tensión porque suele contraponer los proyectos sociales, económicos y políticos opuestos a cualquier gobierno y estado. En el lado Boliviano, los aimaras se han planteado un nuevo tipo de estado Boliviano cuya base sean las “naciones” que lo conforman y el respeto a las diversas formas de autogobierno, más aún la problemática de la identidad aimara ha venido profundizándose en diversos eventos, encuentros y congresos aimaras.

Aunque el concepto de “nación” sea una construcción colectiva, pero por definición “el concepto de nación tiene, por tanto, un importante elemento subjetivo más o menos inducido por otros inspiradores y líderes del grupo de abajo” (Albo X, 1987: 6). El término tiene su mismo origen etimológico (natus, nacido); ciertamente la ONU tiene su oficina especial dedicada a la problemática de naciones sin Estado.

Los aimaras a pesar divididos por fronteras, se puede afirmar que, han nacido como aimaras dentro de su territorio con su cultura e idioma. No obstante en encuentros y congresos y de líderes indígenas nación implica tener tierra y territorio, lengua, cosmovisión, sistemas de ayllus (jatha en aimara), sistema de suyos que posibilite la construcción de un estado autónomo.

En el mundo andino, investigadores, lingüistas, arqueólogos, etc. han documentado y sistematizado el proceso histórico primigenio de la civilización andina. Por consiguiente un rápido viaje por la historia aimara nos muestra que, al intentar de construir la historia aimara se nos presenta el problema del origen del hombre americano.

Los estudiosos (Loayza, O Bando, Posnanski) indican que el hombre hubo de ubicarse en el altiplano Collao desde 10,000 a 12,000 años a. c.

De acuerdo a Posnanski, citado por Domingo Llanque, en el territorio que ocupan hoy los aimaras aparecieron dos razas: la Qolla y la Aruwak. Los qollas habrían sido formados de varias tribus o sub tribus entre quienes hoy podemos identificar a Lupakas, Collaguas, Pakajes, etc. y entre los aruwakes a los Uros, Chipayas, etc. También aparecieron dos ciudades desarrolladas uno al norte del lago titicaca pukara y otro al sur tiwanaku (taypikala en aimara), ambos tuvieron dominio sobre comunidades rurales.

“El mejor exponente de la historia del pueblo Qolla es la cultura tiwanaku, el imperio del tiwanaku empezó como reino local y se extendió hasta Ecuador por el norte y por el sur hasta Tucumán (Argentina) y Uspallata en Chile” (Llanque D. 1990: 20)

Es así que, podemos encontrar toponimias de influencia aimara, tiwanaku, en casi todo el territorio antiguo de los incas; los mismos incas tenían su lengua secreta es posible sea el aimara. Hoy tiwanaku se ha convertido símbolo del mundo aimara a pesar quienes la construyeron.

Pero para las épocas más cercanas sí tenemos suficiente evidencia más allá de ayllu o jatha; las fuentes escritas de la visita hecha a la etnia lupaka en 1567 nos da una primera fuente muy temprana y etnohistorica, por otro lado, el señorío lupaka de habla aimara, se organizaba territorialmente, valle (yungas-selva) y valles occidentales (costa-pacífico) y el núcleo central, la puna. A esto ha denominado J. Murra sistema de “archipiélagos”.

Los reinos o señoríos de los andes centro-sur (c. a. 1100-1450 d. c.) se desarrollaron una serie de grupos políticamente independientes y podemos identificar, lupakas collas, omasuyos, pakajes, canas, canchis, collawas, killakas entre otros[3]. Cada una de estas unidades tenía sus claras características identificatorias como autoridades, territorios nucleares (cada uno con sus archipiélagos), indumentaria. “En efecto la mayoría de los señoríos se distribuían transversalmente en el espacio; puna mas valles en una o dos vertientes de la colina vertebral andina. Pero además estos señoríos quedaban articulados entre si a lo largo de esta columna de norte a sur (Albo op. cit: 12).

Desde la perspectiva qolla, esta franja transcordillera era a un nivel pluri étnico, es decir, la antigua sociedad qolla era multiétnico; seguramente las grandes divisiones dentro de la visión aimara adquieren un valor simbólico, es así que:

“Las tierras bajas del poniente, sede antigua de altas culturas y hasta hoy asociadas con los antepasados y la muerte, se conciben como “arriba” o “fuera”; por esta parte, las tierras fronterizas con los “salvajes” de la selva, sin agricultura sedentaria, consideran como del interior o “abajo”. Esta oposición inicial, que permite ordenar y dar sentido al paisaje, se refleja en otra oposición en la misma meseta alta: los pueblos al oeste del lago titicaca y de la parte superior del río desaguadero se designaron urqusuyo o (aimara: urdu, “duro sólido, áspero, masculino) y sus contrapartes al este se denominaron umasuyo (aimara: uma “tierno, liquido, suave femenino”)”. (Platt, T. 1987:67).

En este plano simbólico de pensamiento dualista y de complementariedad. El eje fluvial formado por el Titicaca-Desaguadero-Popó, precisamente al principio de este eje estaba Taypi kala (piedra central en aimara) identificado con Tiwanaku. En otras palabras fue éste en un plano simbólico el pensamiento político aimara.

Con el advenimiento de la colonia, esta tesis continuista de lo aimara fue ignorado, de modo que las políticas coloniales fue dándose en un esquema diferente y de clara diferenciación social étnica; por un lado república de españoles y por otro república de indios, éste esquema se mantuvo durante la colonia y buena parte de la república. Posteriormente con la reforma agraria peruana se bautizó como comunidades campesinas a todos los indígenas, los redujo en comunidades campesinas y nativas, con una autonomía propia, cada comunidad actualmente con sus directivas comunales, comités especiales.

Actualmente el discurso de nación aimara ha calado a muchos intelectuales, analistas políticos, sin embargo algunos interpretan la nación aimara como un discurso peligroso y separatista, que puede poner en peligro las democracias latinoamericanas. Cualquiera que fuera la interpretación en torno al tema de nación aimara y otros, existe en países latinoamericanas con poblaciones indígenas. Desde diferentes estados: una postura vertical y controlista para implantar políticas sociales y culturales, es decir, casi o nada han avanzado en temas de políticas sociales y culturales, para que las culturas tengan su peso.

Sin embargo, la autodeterminación y la autoafirmación de cualquier cultura es valido, porque el convenio Nº 169 de la OIT y otros instrumentos jurídicos internacionales los ampara, el Perú ha ratificado el 2 de febrero de 1994, es decir está obligado a implementar políticas culturales inclusivas, a valorar las otras lógicas culturales y epistemologías indígenas, esta es urgente.

Para entender la nación aimara hay dos formas de ver: nación aimara en si nación aimara para sí, Xavier Albó (2002) afirma que, nación aimara en sí es un nivel de alcanzabilidad de conciencia par sí, y los elementos comunes serian una cosmovisión aimara compartida, cultura simbólica, fuerte sentimiento a la Pachamama y la utilización de la wiphala (bandera aimara). Mientras tanto nación aimara para sí implica que todo los sectores que tengan conciencia y otros más; de ahí la pertenencia a un determinado esta nación, pero éste es un proceso largo.

Por otro lado en las comunidades aimaras de Chile, Perú, Bolivia, Argentina hay encuentros entre aimaras, congresos que ha generado una conciencia para sí, de tal modo que implica la generalización de la cosmovisión aimara de las autoridades tradicionales, el sistema de organización y entre otros. De ahí que la interpretación de la dualidad complementaria de lo comunitario y lo divisivo, “es algo tan interiorizado por el aimara, que hasta encuentra su clara expresión en la estructura de su organización social y de su esquema mental” (Albó 2002: 45).

Esta complementariedad del dualismo es muy frecuente en la vida cotidiana del poblador aimara, es como una huella impregnada en todo el simbolismo aimara, en algunas regiones con mayor intensidad y en otras con menos intensidad, entonces las estructuras mentales andinas no son exclusivas, sino complementarias, conciliativas y de mediación en la vida social andina.

Los movimientos indígenas y organizaciones indígenas en Latinoamérica están interiorizando su pasado histórico desde sus propias lógicas, al mismo tiempo agrupándose en una red local, nacional e internacional para tener mayor fuerza para plantear políticas indígenas.

Países como Ecuador, Bolivia, México, los movimientos indígenas han avanzado en fortalecimiento de sus organización, en valorar sus costumbres ancestrales; por otro lado en Perú y Chile, los pueblos originarios han ido por caminos diferentes debido a la experiencia colonizadora y colonial; campesino ha sido sinónimo de pobre, es decir, la experiencia de la reforma agraria en Perú no ha tenido lauros, sino ha generado desigualdades sociales entre campesinos; actualmente existe una tendencia de migración del campo a la ciudad, la pérdida gradual de la identidad y con ello la asimilación de patrones modernos. En cambio en Chile, los indígenas han sufrido una chilenización forzada, de ahí que, han ido hacia un holocausto al progreso de su identidad.

La emergencia de “discursos étnicos” hecha por muchos movimientos indígenas y organizaciones, está generando otra forma de voz, sentir, pensar y vivir la vida de muchas culturas de latinoamericana; estas posturas nuevas, son al mismo tiempo desafíos y propuestas para las políticas sociales, económicas y culturales de los actuales estados con poblaciones indígenas.

Pero el discurso de lo indígena no es reciente, sino empieza con la conquista española; primero por la defensa de la identidad, luego la lucha por la tierra y ahora parece ser la lucha por el poder y territorio. Entendida así, la lucha por el poder o acceso al poder, ahora es entendida como un mecanismo de llegar al palacio, al congreso y también a recuperar su territorio ancestral.

En el año de 1992 con ocasión de la celebración del V centenario del descubrimiento de América o encuentro de dos mundos, esto ha servido para los conquistados una toma de conciencia y reacción, es decir, otra dinámica nueva ligada al auto determinación como pueblos originarios. “Dentro del movimiento indígena continental se habló más bien de celebrar los 500 años de “resistencia” ( Ticona y Albó 1997: 226).

A partir de esta celebración surgen con mayor intensidad movimientos y organizaciones indígenas. En Bolivia se propuso la creación de la asamblea de las nacionalidades, organizaciones en la defensa del ayllu, marka. También los Kataristas con una perspectiva indianista, la organización PPQA (Parlamento del Pueblo Qullana Aimara), entra al escenario del discurso de movimientos indígenas afirman ellos que, el PPQA es el instrumento político, deliberante y representativo de la ayllus, markas del qullasuyo y otras formas de organizaciones indígenas, estas formas y posturas son espacios para consolidar las organizaciones indígenas.

También, muchas organizaciones en Bolivia han ido agrupándose, el caso del PPQA, la tesis planteada es: “Somos sostenedores de la milenaria cultura aimara en lo filosófico, cosmogónico, ideológico, (nuestra espiritualidad) con una estructura política propia de la naturaleza, por que somos la alternativa para la humanidad del planeta tierra” (PPQA 2002:7).

Bolivia actualmente es país con mayoría población indígena, es también país donde se ha desarrollado muchas organizaciones originarias entre ellos tenemos: CIDEB (Central indígena del oriente Bolivianos), MIP (Movimiento indígena Pachakuti), MITKA (Movimiento indio Tupak Katari), Confederación de pueblos indígenas de Bolivia, CONAMAQ (Confederación Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo) y entre otros.

En Ecuador, existen movimientos y organizaciones, uno de los países donde se ha desarrollado los movimientos indígenas entre ellos son: CONAIE (Confederación de Nacionalidades del Ecuador), CONFENIAE (Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazona Ecuatoria), ECUARUNARI (Ecuador runakunapac rijcharimui- el despertar de los indios del Ecuador); etc.

En Perú, país con mayoría población indígena, existe poca organización indígena, pero actualmente la tendencia es organizarse alguno de ellos son: MIT (Movimiento Indio Tawantinsuyano), OBA (Organización de Bases Aimaras-Lima), OBAAQ (Organización de Bases Aimaras, Amazonenses y Quechua), INDEPA (Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Amazónicos, Afro peruanos y andinos antes CONAPA), UNCA (Unión de Comunidades Aimaras), COPPIP Conferencia Permanente de Pueblos Indígenas del Perú) etc.

Los indígenas en Chile, aunque con menos intensidad, también se han organizado entre ellos tenemos: CNA (Consejo Nacional Aimara), organizaciones como Pacha Aru, Aymar Marka, etc.

La mayor parte de organizaciones y movimientos buscan la auto determinación y la autoafirmación, también buscan su reconocimiento como nacionalidades y sostenedores de la cultura milenaria, de ahí que esta postura sea nueva, es decir una variante dentro del campo ideológico y político esto es: política de pueblos indígenas originarios con visión indígena originaria.

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