LAS
COMUNIDADES Y LA FORMA
PRIVADA DE
POSEER LA TIERRA, (la situación de la tierra en Tepeuxila, Oaxaca.
Saä Ti Illaá
CERECMEXICO.
Desapareció
el uso de las monedas, las tierras eran de la comunidad,
la
jornada de seis horas, todos eran prósperos,
nadie era injusto. ¿te parece una utopía?
Pues no
lo era. La campaña. Carlos Fuentes,
1990.
En
el inicio de la civilización humana el hombre no era dueño de la tierra, sino
todo lo contrario, él pertenecía a la tierra, el hombre era nómada (generalmente hablamos
de comunidades o de pueblos
o de personas que se
trasladaban de un lugar a otro, no estaban fijos en un solo lugar.)
Fue hasta que el hombre dominó la
naturaleza e inició la explotación de esta cuando se volvió sedentario (El sedentarismo es la forma más reciente de población
humana en la cual una sociedad deja de ser nómada para establecerse de
manera definitiva en una localidad determinada a la que considera como suya).
De esta manera más o menos iniciaron los
asentamientos humanos indígenas en donde ahora conocemos que habitan los
pueblos como el pueblo cuicateco o cualquiera que conozcamos con raíces
prehispánicas, porque la historia de las ciudades modernas es distinta y
nosotros como pueblos indios fundamos nuestros lugares antes de que existiera
toda ciudad hasta ahora conocida en México.
“Algunos especialistas suponen que este grupo indígena (el
cuicateco) tiene como antepasados a emigrantes toltecas que, a la caída de Tula
(siglo XI), se dirigieron al norte de Oaxaca. Esto fue más o menos por el año
del 1001 al 1100 de nuestra era.”
“Se sabe que los cuicatecos, establecidos a orillas del río
Cuicatlán, fueron invadidos por gente de Almoloya. Con ayuda del señorío
mixteco de Yanhuitlan, consiguieron librarse de los invasores, sin embargo se
vieron obligados a pagarles tributo.” De esta manera, Usila fue creada con
gente de lengua mixteca y resultado que hasta la fecha, comunidades cercanas a
esta cabecera municipal aún siguen hablando Cuicateco-Mixteco, inclusive hasta
la cabecera municpal de Santa Ana Cuauhtémoc.
Años más adelante también tuvieron problemas con la gente
negra que llegó a poblar las comunidades sobre la vertiente del río grande en
las localidades de Valerio Trujano, Quiotepec, San Pedrito, El Chilar y los
Obos entre otros, lo anterior determinó la ubicación del pueblo cuicateco, su
territorio y sus comunidades, como las conocemos en la actualidad. (Esta parte
de la historia falta por documentar).
De esta manera una vez ya establecidas las comunidades llegan
los españoles a imponer sus creencias religiosas a todo México entre ellas la
comunidad cuicateca y las localidades como Tepeuxila; reconcentraron en el
lugar a donde ahora habitan los tepeuxileños, a las concentraciones de gente
que habitaban la banqueta, el pastal, el cerro cucaâ, el cerro yicu-tindu
(cerro del colibrí y no San Jacinto como en la actualidad se conoce), El
Paredón Viejo y El Caspioso, entre otros. De esta manera se forma el Cucaâ
actual, conocido más bien como Tepeuxila, debido a la dominación que tuvo el
imperio azteca sobre la zona y que la bautizaron con la palabra náhuatl de
Tepeuxila que quiere decir Tepetl “cerro” y Usilin “colibríes”.
Fueron los españoles quienes hicieron el acta de nacimiento o
“Titulo primordial” que ampara la posesión de las tierras de esta comunidad y
en el documento se menciona que las tierras son comunales o sea es de todos, nadie puede tener una fracción
“privada” dentro del perímetro reconocido. Citamos el documento que dice lo
siguiente, “Copia certificada del Título de Propiedad que se refiere a la Cédula Real otorgada por el Virrey Gobernador Don Antonio de Mendoza
Márquez en el año de mil quinientos
cuarenta y ocho (fojas 1023 a 1026 tomo III)”. “…Doy fe como la segunda
cabecera de Tepeuxila dueños de todas las tierras, cerros, montes y ríos que
son pertenecientes, a su legítimo patrimonio, por gracia y donación que
merecieron sus antepasados, con otros fueron que disfrutan y son privilegiados
a quienes Doy Fe, que conozco y tenerlos conocidos y vistos dijeron que sus
tierras y linderos se componían y componen por los cuatro vientos
correspondientes a todas sus tierras, las cuales están en pacífica y quieta
posesión y que en la actualidad no tiene contradicción alguna con ninguno de
los pueblos…”
Así dice el documento que da origen a la localidad Tepeuxila
junto con sus tierras y que mas bien en los tiempos recientes por diversas
políticas gubernamentales en las que la gente a caído se ha ido desconociendo y
por ello perdiendo, (recuérdese que las formas de pensar son uno de los
elementos principales que modelan la forma de vivir del hombre y que inciden en
el cambio de los paísajes), por ejemplo, los limites con la comunidad de
Tutepetongo, según nos han contado nuestros viejos, anteriormente pasaba justo
donde está el ahuehuete o mejor conocido como “el palo de amor” detrás de las
iglesia de la mencionada comunidad, y de ese momento a la fecha los límites
pasan conforme el río, del río grande hacia arriba hasta el puente que comunica
con la comunidad de Cacique y en los últimos veinte años se ha perdido la
colindancia con El Cacique y en los recientes tres años se ha movido la
colindancia con Santa María Pápalo.
Con lo anterior aclaramos como surge Tepeuxila y porque
decimos que las tierras son comunales, lo cual no impide que los comuneros no
tengan sus propias parcelas para laborar la tierra y obtener sus alimentos y un
espacio donde vivir, así como ciertas áreas comunes donde tener sus escuelas,
espacios recreativos o que se dediquen a otros fines pero en “común” o sea
entre varios o entre todos si se puede.
No olvidemos que el ser humano por naturaleza es sociable.
Hasta la fecha no se ha conocido que una persona pueda desarrollarse por si
sola durante las distintas etapas de su vida, siempre ha requerido de alguien
más para poder ayudarse y en su etapa adulta es cuando ya supuestamente se
independiza, pero esto no es así, porque en ese momento ya contrae otra
responsabilidad social que es el matrimonio y posteriormente vienen lo hijos y
la cuestión social se reproduce nuevamente.
Por ello las comunidades surgieron y se alimentaron gracias
al apoyo mutuo que existió en su momento y por ello florecieron y algunos como los
cuicatecos seguimos preguntándonos como se hicieron varias cosas, por ejemplo,
la gran Tenochtitlan, Tula, Monte Albán, las ruinas arqueológicas de la
banqueta, el Caspioso, y nosotros mismos, entre los más visibles.
Ahora para los que somos jóvenes tenemos que observar el
tequio (el que no es pagado), las faenas y los servicios (que no son pagados)
que nuestros padres ejercieron durante su vida joven en servicio a la comunidad
en la cual no había un pago en especie
de por medio; entonces, ¿Cuál era a cambio la retribución por ese tequio, faena
o servicio a la comunidad?, pues el derecho a la tierra y a los demás servicios
comunitarios, agua para riego y para beber, servicio de panteón, derecho a la
leña, a la madera para el techado de las casas, al uso de las áreas comunes
para alimentar al ganado (tierra caliente, la montaña, ojo de agua, el bejucal,
atrás de la peña, el zorrillo y el rancho, así también del uso de la tierra
común para trabajos extras como la siembra de frijol que se hacía en tierra
caliente, que no son tierras parceladas sino de uso común.
Estás son básicamente las características de la forma de
vivir en comunidad, donde no es necesario comprar con dinero un bien
sustentable para la familia, sino más bien la forma de vivir en estos espacios
es reciprocidad entre prestar un servicio a la comunidad a cambio de obtener un
espacio físico para trabajar y obtener la alimentación necesaria para la
manutención familiar, situación que no destruye la naturaleza, sino que por el contrario,
le da vida, porque no hay un abuso en tener demás o tener obsesión por generar
riqueza, sino que es trabajar para obtener lo necesario para la familia
únicamente. Y si uno es trabajador también puede llegar a tener un poco más de
productos, producto del trabajo realizado y en la comunidad tepeuxila hay
varios ejemplos que se pueden documentar al respecto.
A nadie se le impone nada a excepción del incumplimiento de
las normas internas, las cuales no estaban escritas, porque “la palabra” tenía
sentido y tenía respeto, era válida, por es arzón nunca se escribió la
normatividad de las comunidades, más bien ya se nacía con esta y se reproducía
en el seno materno, se transmitía de padres a hijos y de generación en
generación, esta normatividad es conocida en otros pueblos indígenas como el
Derecho mayor, y en los discursos oficialistas lo llaman Derecho
consuetudinario.
Además casi nadie se interponía como en la actualidad porque
las comunidades habían sido “autónomas”, o sea, ellas decidían su propio destino,
con frecuencia los miembros de las comunidades se reunían para ver hacia donde
encaminar su comunidad, que trabajos faltaban, que tequio se requería y es de
esta manera como las comunidades resolvían sus necesidades respecto de las
necesidades de la cuestión física de la comunidad. Claro no falta quien se
opone o que quiere hacer cosas distintas, esto nunca ha faltado, pero el
consenso de las asambleas se ha impuesto a esas contradicciones, y además
tenemos que reconocerlo hasta de manera filosófica, sin contradicciones no haya
avances en la manera de pensar y de hacer y resolver las cosas que requieren de
una respuesta positiva o negativa.
Sin embargo, conforme han pasado los años esa autonomía se ha
ido perdiendo, porque los que han salido del pueblo y llegan a conocer otros
lugares regresan y quieren que las cosas sean dentro de la comunidad como las
que han visto en el lugar de donde regresan, y porque muchos de los que viven
en las comunidades ven en la manera privada de la tierra su desarrollo propio, por
ejemplo, ya no querer prestar el servicio comunitario sin paga, el querer
cobrar los servicios comunitarios de tequio; antes, esto no podía hacerse
porque los dinero se manejaban desde la hacienda del estado o del gobierno
federal y no en el municipio, pero más bien, se está cediendo la capacidad que
envuelve la palabra autonomía.
Es reciente, de hace unos 30 años (a partir de 1980) que los
gobiernos estatal y federal mandan los dineros a la hacienda del municipio y a
partir de esos años es que la vida comunitaria está desintegrándose y con todo
eso llevándose entre los pies la sana convivencia comunitaria. Porque no es que
todo haya sido color de rosa ¿verdad? Porque los problemas siempre existen y
sin ellos debemos entender que los pueblos no podrían desarrollarse, pero la
vida comunitaria era solidaria, o sea que todos se ayudaban entre todos (antes
de 1980). En esos tiempos no había las casas de teja, abundaban las casas de
techado de zacatillo y cuando alguien construía su hogar, los vecinos se
apoyaban para hacer el trabajo sin paga alguna y así cuando otro vecino
requería de hacer su casa, también los vecinos le ayudan, más adelante; ya es
puro dinero de por medio para trabajar y de por ahí es que hasta la posesión de
la tierra la quieren privatizar.
¡Uhhh!, si supieran, recientemente hicieron un mapa del
pueblo señalando todas las casas deshabitadas que había, también soñaban con
repartirse todo el territorio de la comunidad, pero ni uno, ni lo otro, porque
para cuando esto se hacía en el gobierno federal se aprobaba la LEY AGRARIA,
que protege esta forma de vida comunitaria, donde se ordena a las comunidades
en general a presentar en el Registro Agrario Nacional la normatividad por
escrito de cómo en lo particular debe organizarse cada una de las comunidades,
dicho documento se llama ESTATUTO COMUNAL de tal o cual comunidad.
Pero en cierto momento he comentado a cerca de la
contradicciones y eso pasaba en el ámbito federal, La Constitución se reformaba
en su artículo 27, donde se reglamentan los derechos de las tierras comunales y
desaparecía la Secretaría de la Reforma Agraria, SRA, y se daba origen a lo que
ahora se conoce como Procuraduría Agraria, (PA) y su autoridad máxima es el
Tribunal Agrario, con esto, lo que se hace es que cualquier problemática que se
suscite por problemas de tierras comunales entre vecinos, o de vecinos con
autoridades o de comunidades entre comunidades, es el Tribunal Agrario quien
debe dar su veredicto de quien tiene la razón. Por ello es equivocado que los
tepeuxileños digan que tienen “escrituras” de sus tierras, porque todo lo
relacionado con tierras comunales, en la actualidad es la PA quien tiene que
definir cual es la manera de cómo identificarse y de cómo respetar el uso a la
tierra, lo cual debe estar manifestado en el Estatuto Comunal interno de cada
comunidad. Por lo tanto, para esta cuestión, el “registro civil” y el agente
del ministerio público o el juez deben manifestarse de no tener injerencia en
ese tipo de problemas y remitirlos a la PA, quien tiene que conocer del caso y
resolverlo o de lo contrario turnarlo al Tribunal Agrario para una resolución
definitiva.
En este lapso de tiempo, el gobierno impulsó un programa para privatizar las tierras
comunales y ejidos denominado Programa de Certificación de Derechos Ejidales y
Titulación de Solares Urbanos, (PROCEDE), pero como insistimos, las comunidades
tienen la ultima palabra si privatizan o no, y Tepeuxila decidió mantenerse
como comunidad y tienen el lío de privatizar la zona urbana y la zona parcelada
de la cual iremos aclarando un poco más adelante.
Ya en el caso interno de los miembros de la comunidad, es la
Asamblea Comunitaria quien determinará de la situación de cada uno de sus
miembros, apegado lo anterior al Estatuto Comunal que marca cuales son las
condiciones para ser comunero, apoyado dicho documento a los lineamientos que
marca la Ley Agraria, la Constitución del Estado y la Constitución Mexicana y
La Clausula 69 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Entonces, dentro de la comunidad hay varias categorías de
tierras, la zona poblada o urbana o de asentamiento
humano, es donde tenemos nuestras casas; la zona parcelada, son los lugares donde se tienen las tierras de
labor o de trabajo, y las tierras de uso
común, que es donde pastan el ganado de los que habitan la comunidad o
donde se parcelan la tierras para trabajos extras de los comuneros. Todas estas
tierras se respetaron antes y nadie se metía o se posesionaba de ninguna tierra
que no era de su parentesco o familia directa o de su comunidad, o esto podía
suceder pero ya era una cuestión de abuso de la persona o del pueblo que lo
hacía, porque como en todos lados siempre sucede que a alguien ya le creció su
tierra de la noche a la mañana, por ejemplo, la apropiación de Tutepetongo de
la parte del río hasta detrás de su iglesia que es un caso que falta escribir
porque es toda otra historia. Y esto sucede también porque quien es
posesionario de la tierra no tiene los argumentos para defenderla y revisen, ya
se comenta más arriba, cuando es un problema entre comuneros, el problema lo
resuelve el Comisariado Comunal apegado al Estatuto Comunal y conforme a la ley
Agraria básicamente, si esto no se cumple, nos vamos a la PA y si tampoco
estamos conformes con la resolución que ahí se determine nos vamos al tribunal
Agrario y ahí se dicta la sentencia definitiva, cuanto más cuando se trata de
un problema entre comunidades.
Ahora, ¿podemos vender o comprar las tierras que tenemos
dentro de la comunidad?, desde luego que si, y siempre a sido así, sólo que
como ya comentamos en un principio estamos perdiendo autonomía y eso hace que
dudemos de nuestras acciones, pero años atrás, no le teníamos que rendir
informes a nadie de nuestros hechos en este tema, lo que se hacía era una
simple compra-venta y la tierra se cambiaba de dueño, sólo que ahora tratamos
de interpretar las leyes que vienen de fuera y eso es lo que hace que
divaguemos y digamos barbaridad y media, pero las tierras si se pueden vender y
comprar, lo único que tenemos que hacer es notificar al comisariado comunal el
cambio del posesionario del predio, siempre y cuando el predio sea solar urbano o se encuentre dentro de la zona
parcelada, porque las tierras de uso común, esas no se venden, se tiene
derecho a ellas por vivir en la comunidad y prestar los servicios
correspondientes sin pago alguno en dinero, entonces a cambio de ello se tiene
derecho a usufrutuar, o sea a trabajar la tierra y obtener de ella un beneficio
generalmente producto de la siembra que se realice.
La ley dice que las tierras comunales son inalienables (que no se pueden vender o ceder de manera legal), pero esto si se puede
hacer entre los miembros de la comunidad, sólo es necesario aplicar la ley
(Estatuto Comunal y Ley Agraria cuando el comprador no pertenece a la
localidad); inembargables (que no puede ser objeto de embargo), se aplica en el caso de
que el titular de la tierra tenga una deuda moratoria con la comunidad, pero si
aplicamos la ley no le pueden quitar su tierra, por lo tanto tendrán que buscar
otro acuerdo para hacerlo pagar, porque la tierra no se la pueden quitar porque
es el sustento del resto de la familia e imprescriptibles (Este concepto, que se extrae del ambiente
jurídico y legal, significa que
una persona puede reclamar por un delito cometido hace muchos años, así como
también puede sostener que algunos derechos no cambian ni se pierden), entonces, con esto
ultimo lo que tenemos que entender es que si por alguna razón no estamos en la
comunidad, la comunidad tiene que respetar nuestras tierras, no pueden por
ninguna razón posesionarse de ellas porque la ley nos da la razón, podemos
reclamarlas el día que queramos volver a la comunidad o en su caso nos vamos a
los tribunales. Y el Estatuto Comunal dice que pasado un tiempo suficiente en
el que no estamos en la comunidad para seguir siendo acreedores de nuestras
tierras, el Comisariado Comunal nos buscará y nos notificará hasta por tres
ocasiones para presentarnos en la comunidad y aclarar nuestra situación, sólo
en caso de no presentarnos a esos tres citatorios, la asamblea comunitaria
determinara el nuevo destino de nuestras posesiones dentro de la comunidad. Por
ello es de suma importancia revisar el documento mencionado para que el
comisariado no pase por encima de los acuerdos ahí suscritos entre las partes y
aprobado en asamblea comunitaria con representación de los migrantes en el año
2007.
En las comunidades de
México los problemas por la posesión comunal de la tierras se crearon por las
políticas gubernamentales de concentración de los medios de producción y del
abandono en las políticas agropecuarias, así como por tratar de exterminar a
los grupos indígenas; poco a poco el gobierno ha ido implementando políticas
que en vez de mejorar los pilares sociales, laborales, de salud y económicos, estos
se fueron debilitando, cayeron los precios de producción y en vez de mejorar
los precios de los productos del campo estos fueron bajando, como sucede con el
maíz y café sobre todo, e inició un programa fuerte de importación de productos
de la canasta básica, esto perjudicó de manera espectacular porque a treinta
años de su puesta en marcha, la migración de la gente de las comunidades a las
urbes es enorme y los que se quedaron en las comunidades cambiaron su manera de
pensar y con ello el de trabajar, ahora ya no se siembran las semillas para
producir alimentos para la familia, sino que ya se busca en los resultados del
trabajo un bien económico, lo que a debilitado la estructura familiar y
comunitaria.
Por otro lado, la forma
privada de poseer la tierra es de carácter más reciente y se resume en que cada
quien se rasque como puede, y que quien come más pinole traga más saliva o lo
que es lo mismo como la forma en que vivimos fuera de nuestra(s) comunidad
(es), ahora mismo.
Primero, para vivir en
propiedad privada, está el impuesto de “predial”, sobre ese impuesto y otros
como la tenencia de vehículos o por bienes de consumos de lujo o los que cree
el ejecutivo del país en el que se habite se apliquen, de ahí se cubren ciertas
necesidades, como compostura de caminos, pavimentos, escuelas, pago de
vigilancia y de gobernantes como los conocemos, pero no existe la solidaridad
entre vecinos a excepción de que sea en familia o con unas cuantas persona de
la calle donde se vive para comentar el futbol o alguna noticia interesante,
pero nomás. La diferencia con la comunidad es que en esta última hay un
servicio para beneficio del pueblo, no tiene pago en especie sino que es el uso
de la tierra la manera en que se remunera el servicio que se presta a la
comunidad.
Sobre el pago de
impuestos hay algunos que son generalizados como la luz, que se aplican por
parejo a todos los habitantes de la federación que es el conjunto de estados
que conforman la república en la que estamos inmersos y por ello se tienen que
pagar y se paga el agua aunque sea comunal porque se utiliza cierta cantidad de
infraestructura para que pueda llegar hasta los domicilios de las personas,
pero bien no puede pagarse si así lo considera la asamblea comunal porque
pueden tomarse recursos económicos por ejemplo, de la venta del monte.
Sobre los impuestos por
el uso de la tierra en comunidades es en acuerdo de asamblea, ellos deciden si
se paga o no, por esa razón varios comuneros no han pagado predio alguno con
excepción de las tierras que fueron manifestadas como solares y parcelas en el
registro civil y que es violatorio del uso de tierras comunales, en las cuales
tampoco se permite el lucro de la tierra sino que para sobresalir y tener una
mejor posición social del resto de los comuneros sólo hay que ser trabajador y
sembrar y cosechar lo adecuado y necesario para el consumo humano y en la
familia, los excedentes sirven para intercambiar por otros productos que no se cultivan
entre familias o entre localidades.
Por lo anterior
manifestamos que las escrituras que tienen varios vecinos en la comunidad o
comunidades son ilegitimas y eso no hace que la tierra sea propiedad de quien
la posee, lo mismo vale ese documento que la palabra y el cuidado que se tiene
siempre y cuando se preste el servicio que como ciudadano requiere la
comunidad, con los tiempos y formas que ya se tienen establecidas para
representar cada una de las comisiones o autoridades que se tienen en la
estructura para que la comunidad marche de acuerdo a los tiempos en la que se
encuentra inmersa.
En el transcurso del
siglo XX, (de 1900 1 1999), varios intentos de modificación de tierras
existieron en la comunidad Tepeuxila, entre ellos destacan entre 1914 a 1918,
el deslinde que se hizo en los limites de Atatlauca y Tepeuxila, la línea original
iba de la punta del cerro san Jacinto al filo del cerro del Pescado, la cual se
modificó quedando los limites como ahora se conocen, sobre el río grande.
De la misma manera,
años después se trataron de crear más parcelas y se fraccionaron todas la tierras
que quedan hacia atrás del panteón municipal hasta llegar por el Obispo, de la
Banqueta hasta pegado al cerro Cucä, sólo que casi la totalidad de predios
fueron abandonados porque son improductivos y así sucesivamente, tenemos
pruebas documentales de que se pretendió parcelar la zona urbana desde los años
sesenta con la finalidad siempre de privatizar la tierra.
¿Hacia donde van estas
políticas?, pues hacia la privatización de la tierra, ¿Qué buscan estas
políticas privatizadoras?, apropiarse de los recursos de las comunidades, como
la madera, las aguas y los minerales que abundan en la tierra de tepeuxila y
municipios cercanos y en toda la región cuicateca, ¿Por qué no nos hacemos
ricos con los recursos naturales que poseemos? Porque en principio tenemos una
esencia cultural de que no somos individualistas, somos comunitaristas, además
tenemos una identidad cultural que está inmersa en la naturaleza, por ello nos
consideramos -parte de- y por ello convivimos y nos compartimos conjuntamente
comunidad-naturaleza.
Cuando por los años
1994 a 2004, que nuevamente se modifica
el articulo 27 constitucional que nos habla sobre el derecho a la tierra,
varias ideas surgieron de que hacer con las tierras en general, con las tierras
parceladas y con las casas deshabitadas en Tepeuxila; se sugirió entonces por
algunos avencindados que se repartieran todo el monte entre todos, y no faltaba
el que ya quería para si el Ojo de agua por ejemplo, de la misma manera,
integrantes del comisariado en aquel entonces hicieron un plano donde señalaban
las casas deshabitadas que había dentro de la zona urbana y se querían
posesionar de ellas, lo mismo sucedió con las parcelas, pero finalmente todo
quedó en ideas y posteriormente en 2007 se terminó de revisar en equipo de trabajo
integrado por los miembros del ayuntamiento constitucional, comisariado
comunal, consejo de ancianos y una representación de los migrantes avalados por
las autoridades y representantes de la comunidad, el Estatuto Comunal de
Tepeuxila, que quedó establecido y aprobado en asamblea y por lo tanto desde
ese año este documento es vigente, norma y regula toda problemática generada
con la posesión de la tierra en la comunidad.
¿Y porque seguir
viviendo así y no privatizar las tierras? En primera, porque nadie tendría el
suficiente dinero para pagar sus impuestos y los deslindes que habría que
hacer. Segundo, fuera de la comunidad si se vive de manera privada, pero los
impuestos están a la orden del día, el número de gente que vive en dichas
localidades es bastante, entonces los recursos generados por lo impuestos son
suficientes para pagar a quienes hacen los “empleos” que esa localidad
requiere, lo cual no puede hacerse en Tepeuxila, porque constitucionalmente
está reconocida como localidad indígena y según las leyes en el estado es un
municipio que se regula por usos y costumbres, entonces, las prerrogativas
económicas que recibe son mínimas y no alcanzan para pagar a todos los que
ejercen un servicio el cual ya no sería servicio sino sería un empleo.
Pero aún así, pretenden
irse por partes, quieren privatizar la zona urbana, con lo que se generarían
diversos problemas, primero, desaparecería el Comisariado Comunal, quien ya no
tendría razón de ser –si sucede desde 1982 aproximadamente, cuando los señores
que ahora tienen alrededor de 55 años de edad ya no quisieron prestar servicios
en escuelas donde no tenían hijos-, quien va a querer ¿cuidar el monte nomás
porque si?
Desde luego, que si hay
quienes están interesados en ello porque han visto su minita de oro en el
monte, pero aquí se rompe con el lazo comunitario de comunalidad y pasaríamos a
una cuestión de violencia, porque tampoco los que estarían del lado que no les
tocará el aprovechamiento del monte, que serán los menores de edad, la mujeres
y los hombres mayores de edad estarían de acuerdo, ¿y los emigrados?, creo que
tampoco estaríamos de acuerdo.
Ahora lo otro más fuerte
que existe es que el Gobierno Federal a través de sus instancias como la
Secretaría de Gobernación, (SG); la Secretaría de Medio Ambiente y Pesca,
(SEMARNAT); la Procuraduría Agraria (PA), entre otras, ya están trabajando en
tratar de privatizar estas tierras porque como hemos dicho, ahí tienen su
minita de Oro y a ellos si que no les interesa la forma interna de vivir de los
pueblos porque no conocen el valor de la cultura en general, a ellos les
interesa el dinero, la ganancia que por desgracia es poca, por ejemplo, las
mineras que trabajan en el país, cuando dejan de trabajar sólo le dejan de ganancias
a la federación entre 1 y 2 % del total de valor que se llevan y otro tema que
todos conocemos, ¿Cuántos tepeuxileños se han vuelto ricos con la venta de
madera que se vende año con año desde hace 18 años aproximadamente? Si hablamos
seriamente, ninguno; aunque si uno que otro a tenido el dinero suficiente para
irse a Estados Unidos para tratar de engañarnos que ahí ha ido a trabajar para
juntar su dinerito, pero con los amigos que tenemos allá sabemos de sobra donde
trabajan, que hacen y hasta que comen, con lo cual sabemos perfectamente que su
paso por alguno de los cargos que luego ocupan es que mediocremente participan
de algún recurso que los compradores de madera les regalan por vender recursos
que son del pueblo. O a sucedido que miembros del mismo comisariado en
funciones nos han platicado de cómo se pierden los dineros de la caja del
escritorio del presidente de esta comisión, como sucedió un día cuando se
dejaron 50 000 pesos por la tarde y a la mañana siguiente el dinero ya amaneció
en la casa de los compañeros que se tomaron el recursos y camino a sus casas se
lo repartieron. ¿Cómo ven? Bueno, de los 18 años que lleva Tepeuxila vendiendo
madera, sólo en tres ocasiones han repartido parte de los ingresos que se
obtienen por dichas ventas ¿y el resto de los años? Bueno, lo de un año se tomó
para pavimentar unos tramos de calles ¿y los otros años? Ah, ¿ya párenle no?,
porque tanto cuestionamiento; por ahí deben de estar.
Bueno entonces lo que
concluimos de esto ultimo es que 1) Si el dinero se repartiera entre los
comuneros año tras año, los comuneros vivirían mejor (o que vivan a su gusto) y
se dieran cuenta efectivamente cual es la solidaridad y la comunalidad de vivir
de esa manera y 2) Cómo no se hace así, entonces hay quienes ven en el monte su
minita de oro y por eso quieren que se privatice la tierra, 3) y otros, tienen
que irse de su tierra natal, a) por abusivos y tienen cuentas pendientes con su
comunidad y/o b) porque tienen que justificar con su familia y comunidad
recursos económicos mal habidos.
Entonces, en general,
todo lo anterior lleva a algo que se conoce como descomposición social, o sea
se rompe con el tejido medular de la comunidad, es así como si se rompiera con
el espinazo de un cuerpo humano, entonces lo que sucede es parecido, sólo que
las causas y efectos son distintos y diversos y al paso de los tiempos cuando
nos ponemos a tratar de ver que hay en todo ello, encontramos, asesinatos,
robos, migración, cambio de hábitos en el trabajo que finalmente repercute en
las familias y en la sociedad en general porque lo mismo que vemos en
Tepeuxila, sucede en Tlacolula, en Atlapulco, en la comunidad o ejido en donde
nos paremos, y mientras entre comuneros o ejidatarios nos estamos desintegrando
el “capital” o neoliberalismo o globalización que son las políticas económicas que
se viven del desquebrajamiento de lo que es comunal o de los pueblos, que están
detrás del pensamiento mezquino de “lo privado” salen ganando a diestra y
siniestra apoderándose de las riquezas naturales y minerales que por muchos
años estuvieron en el reguardo de los pueblos y que nuestros bisabuelos,
abuelos y padres no tocaron con fines lucrativos sino únicamente para los usos
necesarios de vivir armónicamente con el medio natural donde se encontraban.
Así es lo efímero, lo moderno, lo que no sirve mucho, lo que tiene fecha de
caducidad, lo que enferma, lo que es cancerígeno como el –malation- que es un
químico que emplean para fumigar las plantas de jitomate en los invernaderos es
lo que nos esta dejando esta manera de modernización privada que poco a poco
está metiéndose hasta la cocina de las comunidades y solo está trayendo,
enfermedades como la diabetes, que es una enfermedad vieja en las ciudades pero
de reciente aparición en comunidades indígenas y nos preguntamos porque y como
argumentamos en este párrafo, las formas de vivir se están trastocando sin que
analicemos las repercusiones que finalmente son destrucción y muerte.